jueves, 23 de enero de 2014

Dar el pecho: mi experiencia

Dar el pecho para mí ha sido una odisea. Me ha costado mucho: dudas, presión, dolor, ... Pero ahora que llevamos 11 meses de lactancia debo reconocer que es lo mejor que he podido hacer.

En este tema, respeto mucho a las mamás que deciden no dar el pecho así que mi intención no es hacer apología de ello, ni mucho menos. Sólo quiero contar mi experiencia y si puede ser de ayuda para alguna mamá, pues me alegro.

Mi situación hizo que todos a mi alrededor me presionaran bastante (queriendo o sin querer) en cuanto a la alimentación del bebé. Ya suelen darte mil consejos que te confunden con un bebé normal, así que imaginaos con un bebé al que le urge coger peso.

Al principio me costó que el bebé lo cogiera: no pasé la primera noche con él, estuvo un día con vómitos, otro con suero, no tenía mucha fuerza para agarrarse, no me sacaba bien la leche... Cuando llegamos a casa, me intenté relajar en la medida que pude para conseguirlo. Llegamos con pecho y un bibi de 30 ml de mi leche en cada toma, pero el segundo día, el bebé echó leche después del bibi y le quité el biberón. Me empeñé en que tomara solo pecho. Ha sido una lucha porque todos te preguntan si es suficiente, si se alimenta bien... En mi caso, cada vez que íbamos a pesarlo era para mí como un examen! Mi propio marido dudaba a veces de si era lo correcto dar sólo pecho así que tuve que convencerlos a todos. Yo siempre confié en que saldría bien y creo que eso es lo único que hace falta para conseguirlo.

Los peores momentos han sido las 3 mastitis que he pasado. En la tercera la gente me decía que lo dejara pero soy muy cabezona. En la primera no sabía que era una mastitis hasta que fui a urgencias y me lo confirmó el médico. La primera se me curó con antibióticos y pastillas para la fiebre y el dolor. Las siguientes me las curé yo...con masajes, sacaleches, pastillas antiinflamatorias, cambiando el bebé de postura y ganas de seguir con esto. La verdad es que he aguantado demasiado dolor por ignorancia sobre el tema. Yo pensaba que dar el pecho debía doler, así que soporté grietas, sangre, inflamaciones...pensando que era normal. Ahora me doy cuenta de que es una pena que no estuviera más preparada para dar el pecho y que no hubiera información a mi alrededor sobre la misma. Sobre todo porque las mastitis han sido un calvario para mí y tuve que aprender lo que sé leyendo, por mi cuenta.

Ahora que leí el libro de Carlos González sobre la lactancia me da rabia no haberlo hecho antes. Así que lo recomiendo a todas las mamás que quieran dar el pecho.

La parte bonita de todo esto es que mi bebé engordó perfectamente y me encanta darle el pecho. Es más, ahora pienso que dar un biberón es más engorroso, porque el pecho no se tiene que preparar, ni calentar, lo tienes a mano en cualquier sitio o situación...para nosotros ha sido mágico para calmar al bebé.

Al pasar los 6 meses y empezar la alimentación complementaria, mi bebé solito ha ido reduciendo las tomas poco a poco. Ha sido gradual, perfecto para los dos y agradezco haber podido hacerlo así porque siento que ha sido de forma natural y tal y como ha querido el peque. Ahora tiene once meses y sigue teniendo una toma que es sagrada para él y para mí, que es nada más despertarse. Me encanta seguir con esa única toma porque es la mejor manera de empezar mi día: con mi bebé tan cerquita de mí durante unos minutos al despertarnos.

No voy a enrollarme mucho más con este tema pero sí que intentaré comentar algunos detalles relacionados en futuras entradas, sobre todo y como siempre, para ayudar a otras chicas que puedan sentirse perdidas, tal y como llegué a sentirme yo en muchos momentos.

En conclusión: apoyo a las mamás que deciden dar el biberón porque cuesta mucho mantenerse firme y soportar los primeros días con el pecho, aunque por mi experiencia puedo asegurar que compensa y mucho!

Besos!!

sábado, 18 de enero de 2014

Mañana serán 7 meses contigo

Mañana mi bebé cumplirá 7 meses.

7 meses de aventuras, de cosas nuevas, de lecciones aprendidas, de malas noches, de pañales, de dudas y sobre todo de muuuuuchas satisfacciones. Porque cada día con mi niño lo agradezco muchísimo, con lo bueno y lo malo.

Es por eso que aunque hasta ahora no he escrito apenas nada sobre sus primeros meses, quiero hacer pequeños resúmenes de lo más importante porque el día de mañana, mi principito podría leer qué sintió su mami novata cuando lo conoció y mientras aprendió a cuidarlo.

Y además, a mí me hará ilusión leer todas estas cosas! Jeje

Ahora sólo es cuestión de seguir escribiendo... Un saludo a todas!

jueves, 14 de noviembre de 2013

La primera semana de vida

Después del parto, nos quedaba una noche para recuperarnos y al día siguiente conocería a mi hijo por fín.

En realidad, pude verlo esa misma noche, porque mi marido se cameló a una enfermera que me daba la posibilidad de usar una silla de ruedas y verlo tras los cristales. Pero no lo hice: eran casi las 1 y media de la madrugada, la ginecóloga me dijo que lo viera al día siguiente y me parecía mal desobedecer, estaba sangrando y no me sentí con fuerzas. Además, tenía que verlo sin poder tocarlo...no sé. Pensé que lo mejor era hacer lo que me mandaron.

Al día siguiente, me avisaron de que mi bebé pedía comer. Así que me faltó tiempo para ir. Tendré que resumir para no hacer la entrada muy pesada...jeje.

Llegué al nido, y sacaron una cunita de hospital en la que sólo veía una matita de pelo oscuro y mantas...me lo dejaron en la sala de lactancia y cuando le ví la cara...no puedo explicar lo que sentí....penita por una parte, alegría, felicidad por verlo despierto....le dije:" hola cariño, soy mamá"

Y a partir de ahí empezamos a conocernos. Allí se me plantean varios problemas. Quiero darle el pecho y algunas enfermeras prolactancia me ayudan en lo que pueden, otras me traen los bibis...en fín, se une que :el bebé está muy bajo de peso y no puede permitirse perder ni un gramo, con que es muy pequeño para mamar, mis pezones son planos, no me sube la leche...en fín, todo en contra.

Pero yo, soy muy cabezona. Y gracias a los consejos de un par de enfermeras, me sube la leche con ayuda de un sobre y el niño se agarra con ayuda de las pezoneras.

Al segundo día, ya me dejan cambiarle los pañales. Intento estar todo lo que puedo en el nido pero los médicos también tienen que verme a mí de vez en cuando y tengo que comer para la leche. Así que me tiré una semana del nido a mi habitación, y muchas visitas no pudieron verme, porque nadie pasa al nido. Sinceramente, lo veo bien, un bebé como el mío necesitaba tranquilidad.

El pequeño vomitó la tercera noche, lo que hizo que le pusieran suero y le hicieran pruebas. Cuando lo ví con la vía puesta me derrumbé. Mi marido me tranquilizó. Y seguimos con el tema lactancia. Al final, las tomas eran un ratito con la pezonera, se cansaba, un bibi y una hora sacándome con un sacaleche yo el calostro (30 minutos en cada pecho).

He de decir que hace falta muuuuucha paciencia para que la lactancia salga adelante en estas circunstancias. Escuchas mil consejos, tienes mil dudas y sólo ves que tu pequeño tiene hambre, debe engordar y tu leche no sale cómo debe. Es agobiante, la verdad.

Pero soy muy cabezona, repito. El día antes del alta comprendí que mi bebé necesitaba estar 3 horas en el pecho para que aquello funcionara, porque era muy pequeño y no tenía fuerzas. Allí, en el nido, eso era imposible. La forma de irnos a casa era que cogiera unos gramos. Esa noche la enfermera le dio el bibi de mi leche (muy poca) y seguido un bibi de leche del hospital. El niño al día siguiente había cogido 15 gramos. 15 gramos que nos daban la libertad. Volvíamos a casa por fín.

Mi marido se asustó un poco. Me preguntaba: pero 15 gramos es muy poco!! No? Y yo sólo le decía: sí pero ya nos vamos! Vamos a poder estar con él tranquilos en casa por fín!

Después de 3 días tras el parto, yo ya estaba de alta pero me permitieron quedarme mientras mi niño estuviera ingresado, lo cual agradecí muchísimo. Tuvimos la suerte de tener la habitación para nosotros los últimos días. Del hospital me quedo con las enfermeras que me intentaron ayudar para que consiguiera que mi bebé mamara, los pediatras que fueron muy profesionales y muy comprensivos y el personal durante el parto que fue super amable y estuvieron muy pendientes.

Llegamos a casa con la ilusión de empezar a conocer a nuestro pequeño y el reto de criar un bebé más pequeño y delicado de lo normal. Ante todo, llegamos muy felices porque ya éramos 3 en casa.

domingo, 22 de septiembre de 2013

La mejor y peor experiencia de mi vida

Eso fue lo que sentí en mi parto. Por un lado fue la experiencia más bonita de mi vida y por otro fue uno de los peores momentos. Es curioso como en un momento pueden coincidir tantas emociones diferentes. 

El 19 de Junio llegábamos mi marido y yo a monitores a las 9 de la mañana. Ya me habían citado otras dos veces anteriores, desde la semana 35 porque sospechaban que el peque no estaba cogiendo peso como estaba previsto. Yo estaba tranquila, después de media hora de monitores, me ve la ginecóloga, me trastea un poco (ví las estrellas), y se da cuenta en mi historial del tema del peso, por lo que opta por hacerme una eco antes de irme, para confirmar que todo va bien.

Al hacerme la eco, me ven dos ginecólogas y yo ya me huelo algo. Y después de debatir entre ellas cosas que no entiendo, me suelta: "bueno, pues, te quedas con nosotros" y yo con mi cara de tonta pregunto:"qué?" y me dice: "que vas a parir hoy, vamos a inducirte el parto". La otra gine tuvo que preguntarme si me encontraba bien, porque mi cara tuvo que ser para verla. Me explicaron que el bebé no había cogido peso y había poco líquido y algo no funcionaba bien para seguir dos semanas más. A todo esto, mi marido fuera y yo sin móvil. 
Me ponen la bata, me meten en monitores y me traen comida. Mientras, pasaría una hora hasta que avisaron a mi marido de todo. Antes de que él entrara conmigo, me pusieron la pastilla que te meten hasta "el sentío" para empezar a dilatar. Me dijo la gine que me la tenía que poner bien hondo para que hiciera efecto así que le dije: "pues entonces colócala bien hondo, de todas formas esto me va a doler" y la enfermera me dijo: "esa es la actitud, siendo consciente de que vienen dolores fuertes". 

Después entró mi marido, con cara de: qué ha pasado? Y le expliqué todo. Ahí empezaron los dolores flojos, y pensé que si eran así se podía aguantar. Después fueron a más, y me puse mal, vomité... Me dijeron que ya no me pasaban a la habitación para dilatar porque estaba de dos centímetros y medio y que iba fenomenal. Me pusieron oxitoxina, y los dolores fueron a más, la verdad es que no se pueden describir. Mi marido se portó genial y yo los aguantaba tumbada de lado y aguantada a la cama y a su brazo, en silencio. El matrón me trajo un cojín gigante para estar más cómoda. 

Llegó un enfermero y me preguntó por la epidural y yo...me lo pensé! Y eso que me estaba doliendo horrores! Le pregunté si podían ser mucho más fuertes y me dijo: "sí, si yo fuera tu, me la pondría. Ya se ponen mucho y no hay problemas". Así que firmé el consentimiento. Y ya sólo esperaba a llegar a los 3 centímetros para que me la pusieran. 
  Cuando dilaté los 3, me llevaron a un quirófano, donde el anestesista me esperaba con la epidural. Yo iba con temblores por todo el cuerpo y muchísimo frío, entre eso y los dolores, mi obsesión era que no iba a poder quedarme quieta. De hecho así fue, cuando me pinchó, di un respingo y el anestesista me pidió que me estuviera quieta. Consiguió ponérmela y volví a monitores.

Empecé a respirar! Al principio sólo me hizo efecto en una pierna, pero ya con eso me conformaba! Luego el anestesista vino a verme y me cambió de postura para que notara el efecto en la otra. Yo empezaba a relajarme, pero ahí empezó a sufrir mi bebé.

Me rompieron la bolsa para acelerar el tema. Eso hizo que las contracciones oprimieran el cordón del bebé y se escuchaba perfectamente cómo le bajaban las pulsaciones. Así que me relajé por los dolores pero empecé a sufrir cada vez que oía el latido ralentizado. Me explicaron que no le llegaba bien el oxígeno, que iban a ponerme oxígeno a mí, y líquido con un catéter a la bolsa para aliviar la opresión del cordón y que el peque aguantara el tirón. Si algo empezaba a ir mal, me harían una cesárea. 

En ese momento, llegué a desear la cesárea para asegurarme de que no había riesgos para el bebé, pero mi marido me tranquilizó. Tenía que confiar.
Después de un par de horas en las que estuvimos muy vigilados, me exploraron, y me dijeron que estaba de 8 centímetros, que no empujara, que el bebé ya estaba ahí.

Mi marido tenía una sonrisa enorme en la cara y yo estaba un poco asustada. Fuimos al paritorio y allí me sentaron y me explicaron que cuando notara la contracción tenía que empujar.

Se notaban perfectamente, así que en dos empujones tenía la cabeza del pequeño casi fuera, me pusieron la mano para notar su pelo. Tenía muchísimo pelo! Yo sólo quería que saliera ya! Pero no me venía la siguiente contracción...

Cuando por fín me la noté, me dijeron: "empuja! Y no pares hasta que salga!" lo intenté y cuando ya no me quedaban fuerzas escuché: "tose!". Así que tosí a la vez que mi marido me daba el último empujón en la espalda para ayudarme. El empujón con el que salió por fín mi niño.

Pero algo no estaba bien. El bebé salió lacio, azul...sin llorar. En un segundo, le habían cortado el cordón, había pasado del matrón a la ginecóloga, de ésta a la enfermera que se lo llevó a la pediatra, situada detrás de mí. A mi marido le pidieron que saliera. Él se quedó llorando tras la puerta sin saber qué pasaba. Yo no sabía cómo darme la vuelta al cuello mientras me cosían los puntos del desgarro que tuve en el último empujón, para poder ver a mi bebé. 

Escuché a la pediatra decir que tenía unos ojos grandes y mucho pelo, ví algún tubo por la carita pero no pude ver su cara. De pronto, oí un gruñido y volví a respirar.

La pediatra dijo que quería el pasillo de la familia despejado para llevar al niño a la incubadora. Luego me contaron que mi bebé pasó a toda velocidad con su brazo sobre su carita hacia el nido. Mi familia ni siquiera supo que era mi bebé. Pero era más importante que llegara pronto a la incubadora.

Me cosieron, entró mi marido llorando y preguntándome 20 veces si yo lo había oído llorar. Le dije que sí, que lo había escuchado. Mientras yo me recuperaba en una sala, a él le permitieron ver al niño.

Yo tuve que dormir esa noche sin haber visto su carita. Estaba feliz, de que todo estuviera bien, pero rara, porque ya no tenía mi barriguita pero mi bebé tampoco estaba conmigo. 

Mi niño nació a las 21 horas del 19 de junio y pesó 2 kilos 75 gramos. Su padre dice que no llevaba diez minutos en el mundo cuando ya le había dado el primer sofocón. 

Este fue mi parto: provocado, natural, con desgarro en la parte superior, con epidural. El momento más bonito y más aterrador de mi vida.


martes, 23 de julio de 2013

Ahora sé lo que es la felicidad

Hola! 

Me ha sido imposible escribir antes. Tengo que contar tantas cosas! Mi peque lleva un mes con nosotros. Al final del embarazo tuve que ir tres veces a monitores antes de la semana 38 porque sospechaban que el bebé no estaba en el peso correspondiente. En la semana 38, me dicen que me quedo para parir porque el bebé estará mejor fuera a estas alturas. 

Quiero contaros el parto detenidamente en otra entrada así que resumiré que fue inducido, natural, tuve un desgarro por arriba, me pudieron epidural, y el bebé sufrió mucho. Salió muy cansado y lo tuvieron que reanimar y dejar una noche en incubadora.  En cuanto a mi experiencia, decir que a día de hoy es como si hubiera pasado mucho tiempo, no se pueden explicar los dolores de las contracciones, pero es verdad que el bebé te hace olvidar todo lo malo. 

El bebé tuvo que pasar una semana en el nido, así que yo iba y venía a cada toma. El lado bueno de esto fue que salimos los dos bastante recuperados de todo. Aunque también quiero contar esto tranquilamente en otra entrada.

El bebé ahora está muy bien, le estoy dando el pecho, aunque con todas las dificultades del mundo y al contrario que otras mujeres, mi postparto ha sido todo euforia para mí. He tenido algún que otro bajón pero no por el niño, más bien por la gente que a veces tiene muy poco tacto y es agobiante.

El papá se está portando muy bien también y la verdad es que sólo puedo decir que soy    muy muy muy feliz. No se sabe lo que es esta experiencia hasta que la vives, por mucho que te la expliquen. 

Como veis os debo muchas entradas y me quiero pasar por todos los blogs para ponerme al día. Así que estos días lo iré haciendo.

Besos a todas!

miércoles, 5 de junio de 2013

Ante todo una disculpa...

Y bien grande! 

Llevo más de un mes sin escribir en el blog y es imperdonable. Cuando quería ponerlo al día, pasaba algo y no podía, y cada vez se ha hecho más tarde para ir resumiendo los acontecimientos de estos días.

Como tampoco quiero aburrir a nadie encima de que llevo tiempo sin dar señales, voy a hacer un resumen como punto de partida y ya iré escribiendo entradas de cada cosa que se me ha quedado por contar, porque además: lo NECESITO!

ABUELA: la enfermedad de mi abuela estaba cogiendo cada vez más terreno mientras seguía hospitalizada. Ya casi era un mes en el hospital con pruebas que no daban los resultados esperados y la familia y ella super quemados. Hasta que a final de Abril, decidieron operar de urgencia. Buenas noticias: consiguieron quitar todo el tumor que pudieron ver. Malas noticias: tiene que aprender a vivir con un estoma (bolsa para defecar), y le vieron una cirrosis en el hígado que no había detectado antes. El mes de mayo ha sido de lucha, recuperación y enfocar la nueva situación y el tratamiento de quimio que queda por delante. Poco a poco.

MADRE: Aunque poco a poco, ha conseguido aceptar la lucha por la que tiene que pasar mi abuela y convertirse en un apoyo. También ha consentido cuidarse y el tema del bebé sigue siendo una distracción para todos.

TRABAJO: la situación empezó a ir a peor en la oficina a final de Abril, a mí se me juntaron todos los problemas en esa fecha y mi jefe me sugirió que fuera estudiando el tema de baja. Ví el cielo abierto y en la semana 30 me la han dado porque además las piernas empezaron a molestarme mucho y con mi historial, no quería arriesgarme ni mi médico tampoco. 

MARIDO: El último mes ha tenido bastante síndrome del nido, pero ya está más tranquilo y ansioso porque nazca el bebé. El dilema del nombre se resolvió hace dos días, con un 1-0 clarísimo para el papi que ya os explicaré más tranquilamente en la siguiente entrada.

MÉDICOS: este mes ha sido una locura. Menos mal que estaba de baja porque sino me echan. He tenido citas médicas todo el mes alternativamente con hematólogo, diabetes, endocrino, matrona, médico de cabecera y ginecólogo. Me han pinchado mucho, muchos análisis, muchos resultados... por ahora todo controlado y ya parece que voy viendo la luz. Cada semana he tenido al menos dos o tres mañanas ocupadas con estos temas así que ha sido un poco agobiante. En las siguientes entradas quiero explicar bien cada cosa por si puede ayudar a alguien.

EMBARAZO: estoy de 36 semanas. Ya he ido a monitores, decisión del ginecólogo porque el bebé está un poco por debajo de su peso. Me encuentro bien, he cogido sólo 8 kilos y me da pena pensar que pronto me quedo sin mi barriguita. Si tengo que reconocer algunas molestias son al dormir: me ahogo porque se me tapona la nariz y no duermo una noche entera desde hace dos meses. A pesar de todo, estoy bien y tranquila, aunque preocupadilla por el parto. Me imagino que será normal.

No me enrollo más, porque creo que con esto, al menos, vuelvo a partir de algún punto para seguir escribiendo. Me mosquea haberlo dejado tanto porque quería contar muchas cosas pero la situación a final de Abril me superó un poco: familia, médicos, mi casa, mi madre, el bebé... No podía con todo! 

Pero me vendrá muy bien contaros al menos estos días cositas que tengo guardadas y que no podían salir. Deciros que os he leído, cuando he podido aunque no haya comentado, y estoy al día de vuestros blogs. Espero poder comentaros más ahora que empiezo a reconducir mi vida.

Os mando mil besossss!


 

 


martes, 16 de abril de 2013

Primera clase de Educación Maternal

Pues vengo de mi primer día en Educación Maternal. Son clases que nos da la matrona, tanto a las que vamos a parir por la seguridad social, como las que van a parir en clínicas privadas.

Ha durado una horita y media y hoy era sobre el baño del bebé. Para mí, era mi primer día, pero algunas de las allí presentes salen de cuentas la semana que viene. Así que lo que enseñan es aleatorio, pero normalmente, te da tiempo a darlo todo empezando en la semana 29, que es de lo que estoy yo.

Con un muñeco (igual que uno que yo tenía de peque, por cierto) nos ha ido enseñando y explicando todo lo relacionado con el baño del bebé. Yo lo veo super útil para mamás primerizas como yo, porque hay cosas que no sabemos o que podríamos hacer por consejos de otras madres y equivocarnos. Ella nos ha explicado el baño que se suele dar los primeros días, porque dice que después cada una coge sus truquillos con su bebé conforme se va soltando.

Algunas cosillas que nos ha contado:

- lo mejor es que lo bañe siempre la mamá, o el papá. Lo ideal es que los familiares estén para ayudar pero que seas tú o el papi el que tenga el contacto con el bebé.
- hay que organizarlo todo antes de empezar para que no falte nada mientras lo estás haciendo. Tomar la temperatura del agua....
- lo ideal los primeros días es enjabonarlo tumbado fuera de la bañera con una manopla suave y un poco de jabón para bebé, y luego meterlo en el agua para aclararlo y que se relaje un poco.
- nos ha enseñado la mejor manera de cogerlo para se sienta seguro.
- una vez se saca del agua, nos ha dicho cómo hay que secarlo y secar la tripita (el cordón que se tiene que caer). Por lo visto, antes se usaban betadine o cristalmina para curarla pero con el tiempo, los estudios han demostrado que lo mejor es secar y no echarle nada a la tripita, ya que solita se le cae. En todo caso, alcohol de 70 º cuando se le caiga. Dice que actualmente, esto es lo que están recomendando a las mamás para evitar problemas.
- Nos ha enseñado cómo dar un masaje suave con cremita hidratante.
- La forma de colocar el pañal con la tripita y nos ha contado cómo hay que tener cuidado sobre todo con los niños, que se suelen hacer pis cuando están desnuditos.
- También nos ha hablado de las primeras cacas (meconio) y cómo te acabas alegrando de que tu peque suelte todo eso, ya que confirmará que está sanote; de la posibilidad de sangren los genitales un poco y que es normal; de cómo usar un poco de suero para limpiar los ojitos, los bastoncillos especiales para los oídos y el cuidado que hay que tener, y los mocos que pueda tener el peque en la nariz y cómo limpiarlos.

Bueno, y muchas cosas que se me olvidarán ahora mismo, pero me ha parecido muy útil todo. Además nos va a pasar una lista con las cosas que se deben tener y nos ha hablado de los distintos tipos de bañera y cómo la mejor suele ser la que se adapte mejor a nuestras necesidades y nuestra casa.

La semana que viene hay una clase extra a la que pueden acudir los papis, a lo cual mi marido se ha apuntado de cabeza. Así que ya os contaré.

Estas cosas hacen que una vea cada vez más cerca la hora de tenerlo en los brazos!